miércoles, 11 de marzo de 2009

Publicidad subliminal

Cuenta la leyenda que en 1957 James Vicary insertó un fotograma extra en la cinta de una película, alternando dos frases cada cinco segundos de proyección: "¿Hambriento? Come palomitas" y "Bebe Coca-Cola". El experimento se basaba en los estudios que establecen que el ser humano sólo percibe 24 fotogramas por segundo, así que, por lógica, el fotograma 25 no era percibido conscientemente por el espectador. ¿Qué pretendía demostrar? pues que, a pesar de no percibirlo, esta imagen lograba llegar al subconsciente y persuadir al receptor.

Sorprendentemente, el consumo de palomitas y Cocacola se disparó durante el período de proyección de la cinta en las salas de cine. Saltaron todas las alarmas sociales y los defensores de los derechos del individuo se lanzaron a la calle.

Años más tarde el tal Vicary reconoció públicamente que todo había sido una gran farsa, a lo Orson Welles, y que los resultados del experimento no eran ciertos. Pero ya era tarde. Su confesión no fue suficiente para calmar las protestas y condenas de lo que se vino a denominar Publicidad Subliminal.

A día de hoy, en España, al igual que en muchos otros países, la legislación que regula los contenidos publicitarios, prohíbe expresamente el uso de este tipo de recursos. De nada sirve la opinión de los expertos y el convencimiento, en el mundo de la psicología, de que este tipo de prácticas no tienen efectos significativos (si es que tienen algún tipo de efecto) sobre los receptores.

Los ejemplos son sorprendentes. La verdad es que impacta descubrir una imagen “Subliminal” en un anuncio o película que ya has visto en otras ocasiones sin percibir nada raro. Aunque no deja de ser meramente anecdótico.

Personalmente dudo mucho que este recurso pueda conducir al consumidor a hacer nada inconscientemente. Si alguien me preguntara si estoy de acuerdo con prohibir estas prácticas, contestaría rotundamente que NO. A decir verdad, la mayor parte de los controles y límites que, legislativamente, se ponen a la publicidad, me parecen una payasada. Pero, cuando encima se basan en mentiras y en la histeria colectiva de un puñado de desinformados que se creen superhéroes salvando el mundo, lo que me parece es una vergüenza.

¿Qué diferencia hay entre la publicidad subliminal y una campaña viral? Resulta que aceptamos que nos engañen con un mensaje fabricado, haciéndonos creer que es un hecho real, y nos escandalizamos porque se inserte un fotograma de más en un mensaje audiovisual o se camufle una palabra en un cartel publicitario, que desde el principio se ha mostrado como lo que es: un anuncio. “Qué país de locos”.

Pero, como se suele decir en el mundillo de los negocios y las altas esferas económicas: "Hecha la ley, hecha la trampa". ¿Recordáis la película El CLUB DE LA LUCHA? Desde el principio, antes incluso de la aparición estelar de Brad Pitt, se pueden ver imágenes “subliminales”. Ese fotograma 25 que el ojo humano no percibe pero que, con un reproductor de DVD y un poco de paciencia todos podemos descubrir. Si, con un pelín de esfuerzo, el individuo puede ver la imagen insertada, ya no es “subliminal”. A ver quién es el primero que se anima a hacer esto en un anuncio. Seguro que sería una viral interesante.

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